El derecho al futuro es el respeto por los derechos humanos. Es, ante todo, el derecho a vivir con dignidad, hoy y mañana también. Es la esperanza por el presente que habitamos y por el futuro que queremos habitar.
Por eso, en tiempos de elecciones, cuando los discursos se polarizan y el miedo se usa como herramienta, llamamos a volver al centro: a la humanidad compartida, a los derechos que nos pertenecen a todas y todos. Porque votar no es solo elegir a una persona. Es elegir un camino. Y cada voto puede acercarnos o alejarnos del país donde los derechos se respeten de verdad.